Al hombre más importante de mi vida



Abuelo, me miraste cuando nadie más lo hizo y quizá para los ojos de muchas personas eras un hombre rudo, terco, idiatico, ocurrente y mal encarado, pero yo te miraba a ti, miraba tus ojos sabios, tu sonrisa amable y cálida que siempre me invitaba a sentarme para aprender de ti, crecí teniendo a mi lado a un hombre amoroso, que leía el periódico todos los días, que coleccionaba libros viejos, enciclopedias y revistas, de ahí aprendí a amar los libros, atesorarlos como el mejor invento del hombre para aprender del mundo sin tener que salir de la sala de tu casa, crecí a un lado de un ser que amaba, respetaba y cuidaba a los animales de la mejor manera que su paciencia le permitía, de ahí mi sueño de tener un perro en mi vida que al menos me acompañará hasta mi vejez dándome el amor más puro que existe, agradeciendonos el uno al otro por salvarnos porque si algo aprendí de ti es eso que los animales tienen la capacidad de salvarnos del mundo y de su gente, tuve la oportunidad de crecer escuchando buena música, todavía me acuerdo lo contento que te ponía escuchar danzón a media tarde, mientras bailabamos y me hacías reír hasta que el estómago me doliera, por eso creo que no puedo vivir sin la música, porque la cosa mejora si le pones banda sonora a la vida, crecí viendo horrorizarte por la injusticia política-social tratando de generar siempre un cambio positivo para los demás, como cada catorcena comprabas despensa que no era para tu casa sino para aquellos que con toda su fortaleza se esforzaban por llevarle a los suyos algo de comida, la bondad con la que dabas las cosas sin esperar algo a cambio me enseñó a amar mi trabajo, amar el ayudar sin esperar recibir nada, crecí sabiendo que tengo boca, palabra, ideas, y que si alguna inconformidad aparece en forma de argumento tonto o persona tengo que saber como argumentar hasta expresar realmente mi sentir sin lamentarme por decir algo aunque sabiendo ser prudente y sin llegar a ser grosera, crecí con un hombre que amaba su país, su cultura, su gente trabajadora, que todo septiembre ondeaba en lo alto la bandera de México su México, de ahí viene mi amor y pasión por mi patria, por mi Veracruz, crecí sabiendo que me quisiste hasta el último de tus días, y aun después de que hayas partido seguiste demostrándome tu amor seguí sintiéndote tan cerquita de mi corazón, de mi alma, con el recuerdo en la memoria de aquella última frase que me pronunciaron tus labios "yo también te quiero madre". Amabas tanto con tanto corazón lo chiquito de la vida que me enseñaste a disfrutar de eso chiquito pero inconmensurable que puede llegar a tener el mayor significado, que me hace querer ser mejor persona por que Dios nos pidió amar al prójimo pero tu Zurdo me enseñaste a hacerlo. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Solo soy!